El malestar docente vs nuestra historia personal

Después de haber leído el malestar docente, me sentí identificada en varios aspectos, al principio más que aburrirme me frustraba, sobre todo por lo de ensayo y error, ahora sé que era porque no tenía la formación propedéutica que se requería.

Cuando los estudiantes me hacían preguntas y yo no tenía la respuesta, me sentía angustiada, al grado, de que en ocasiones, preparaba mis temas o actividades enfocándolas de tal manera que no me plantearan preguntas que no pudiera contestar. En la medida que fui asistiendo a cursos y que me di cuenta que no por ser la maestra, tenía todas las respuestas ni todo el conocimiento, me sentí más segura, desde entonces cuando doy el encuadre de la asignatura que voy a impartir, les aclaro que no soy experta y que vamos a aprender mutuamente.

El mostrar una postura de mutuo aprendizaje, me ha dado la oportunidad de interactuar con los estudiantes y hacer del salón y de la escuela un lugar en donde no sólo se aburren, si no un lugar en donde pueden descubrir aspectos que habían pasado por alto.

La concepción de maestro de humanidad, me hace sentir mal, ya que en ocasiones no lo aplico como debe ser, porque no encuentro como llegarles a los estudiantes sobre todo cuando veo que tienen problemas y no de aprendizaje, sino de interés por lo que hacen, en ocasiones sólo acuden y están presentes en cuerpo, pero su alma no se sabe donde está, o también no encuentro como demostrarles que las cosas vanas por las que hoy se preocupan no son tan vitales, por ejemplo: acudir al “antro”, no faltar a la fiesta de fin de curso, tener su propia pagina en internet en donde pueda subir fotos y que los demás la visiten, no estudiar porque tenían problemas con el novio y no se concentraban, etc.

Para mí es complicado lidiar con ese tipo de situaciones, porque de cierta manera también influyen con los problemas de enseñanza, ya que sí no puedo atraer su atención hacia la asignatura que les imparto, creo que debo cambiar mis estrategias por otras más relacionadas con sus intereses, aunque a veces, me es muy difícil porque ellos tienen ideas e intereses muy distintos a los que yo tenia cuando viví esa etapa.

Todas las circunstancias que he vivido en el aula y con mis estudiantes, me han permitido perfilar mi profesión, todavía sigo en ese proceso, porque considero que el servicio hacia los estudiantes no se termina hasta que dejen de existir los estudiantes.

Me gusta ser maestra y me siento orgullosa de serlo.